¡Es hora de un baño! ¡Yujú! Y bebe obedece como solo puede, jugando con burbujas (y usándolas para hacer disfraces faciales desde la barba de Papá Noel hasta las orejas de conejo), imitando una lancha y dejando que mamá le lave el cabello. ¿Y qué sería de los rechonchos sin huir desnudo y relucientemente limpio, solo para ser recogido y hecho cosquillas? Un amado ritual a la hora de acostarse adquiere una nueva alegría en la brillante obra de arte de Leslie Patricelli, el lenguaje exuberante y las escenas simples y familiares.